Una parte importante de la tecnología
que utilizamos, está basada en postulados cuánticos, y está generada
por una máquina que ha demostrado su eficacia en la programación e
influencia sobre los cristales, seres vivos y todo tipo de objetos.
Esta máquina actúa como interfaz de comunicación energética a través
de la generación de “ruido blanco”, detectando e induciendo las
cualidades que deseamos introducir en nuestros cristales.
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La explicación sencilla
de esta tecnología, sería como cuando encendemos un televisor y no
captamos ningún canal; entonces aparece una pantalla salpicada de puntos
negros y blancos (ruido blanco). Estos puntos blancos, llegan al receptor
procedentes de la radiación cósmica, (en este caso el origen sería
la radiación de los cristales) que está integrada por señales electromagnéticas
totalmente aleatorias, desorientadas y sin estructura alguna, ya que
llegan a nuestra dimensión desde los confines del universo.
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Gráfica del ruido blanco
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Para el uso de esta
tecnología, se ha conseguido construir y patentar un decodificador
de esos “píxeles aleatorios” que consigue “traducir” estos
códigos y nos tiende una vía clara de comunicación con el cristal.
Aunque desconocida por la mayoría del público, esta tecnología lleva
estudiándose desde hace los años 70 y en concreto por la Universidad
de Princenton (USA). Desde 1998, en el marco del estudio “Proyecto
de Conciencia Global”, unos 50 diodos de ruido blanco repartidos por
todo el mundo, escanean la conciencia global de toda la humanidad.
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