Las preocupaciones sobre
la salud, derivadas de la exposición a campos electromagnéticos (EMF)
no son nuevas. Las radiaciones emitidas por las líneas del tendido
eléctrico (0-100 Hz, o intervalo ELF del espectro electromagnético)
se han venido investigando desde hace más de veinte años. En nuestra
vida cotidiana, todos estamos expuestos a las radiaciones emitidas por
diversos aparatos, como los domésticos (hornos microondas, tostadores,
secadores de pelo, máquinas de afeitar eléctricas, pantallas de PC),
los sistemas de calefacción industrial y los transformadores eléctricos,
los transmisores de radio y TV, los sistemas antirrobo, los circuitos
eléctricos normales, los aparatos de control remoto y, por supuesto,
los teléfonos móviles, que actualmente se están sometiendo a una
investigación rigurosa. La radiación combinada de todas estas fuentes
se denomina, a veces, "electrosmog". La frecuencia de los
campos emitidos por estas diversas fuentes, que se distribuye por todo
el espectro EMF, determina sus propiedades físicas, como la capacidad
para transportar energía y para calentar o penetrar la materia.
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Foto Kirlian de un
dedo sin la protección QSS. |
Foto Kirlian usando un teléfono móvil |
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Foto del mismo dedo,
usando una gema con protección QSS, a la vez que el móvil. |
Foto después de 15 minutos de usar
la protección de la gema y el teléfono móvil al mismo tiempo. |
Así pues, nos encontramos con que
actualmente estamos inmersos dentro de grandes avances tecnológicos,
que por un lado nos hacen la vida más cómoda pero por otro pueden
estar perjudicando seriamente nuestra salud y bienestar. Hoy en día
no podemos dejar de usar teléfonos móviles, televisores y demás electrodomésticos;
y muchas veces no somos conscientes del peligro real que suponen sus
emisiones:
Hyland, (1986) afirma que "las
ondas utilizadas por los teléfonos móviles son de la misma frecuencia
que las ondas cerebrales alfa, por lo que, aunque la intensidad sea
muy baja, el cerebro esta especialmente sensibilizado a esta frecuencia".
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