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COCER LA RANA LENTAMENTE: La Salud mundial, amenazada.

¿Has oído la leyenda urbana del cazo y la rana? La historia es así: si pones una rana en agua fría y elevas la temperatura lentamente, la rana no notará el cambio de temperatura y se cocerá viva. Si la pones en agua caliente, la rana saltará inmediatamente fuera del cazo. Es la mejor analogía que se nos ocurre, para explicar la amenaza que acecha a los métodos naturales para el cuidado de la salud.

Fijémonos en el Codex, por ejemplo. Algunas campañas de divulgación y desinformación, asumen que se producirán cambios catastróficos de manera inminente, con el riesgo de que la implementación del Codex haga desaparecer todo tipo de complementos dietéticos y alimentos ecológicos en un futuro cercano. Este punto de vista no se ajusta a nuestro análisis. Las directrices del Codex sobre vitaminas y minerales, por ejemplo, no se ratificarán hasta alrededor de 2013, y puede transcurrir más tiempo antes de que los países impongan leyes basadas en estas directrices. Esto da a los gobiernos nacionales, a los fabricantes y a los consumidores al menos otros siete años para ajustarse a un régimen de dosis bajas en el que la vitamina C no estará disponible en dosis superiores a los 300 mg. y la vitamina B6 se limitará a unos ridículos 10 mg. Éste es su plan.

Esto no es, por supuesto, algo ante lo que podamos simplemente cruzarnos de brazos aceptando la situación. Este año y probablemente el próximo asistiremos al crítico desarrollo de las labores científicas y técnicas que son esenciales para las pretensiones de ilegalizar las dosis terapéuticas de nutrientes vitales. En otras palabras, necesitamos actuar ahora para salvar a la rana.

Para aquéllos que pensaban que la guerra sobre las dosis se limitaba a las vitaminas y los minerales, que lo piensen de nuevo. Los aceites de pescado y otros ácidos grasos omega-3 que muchos consideraban un terreno sagrado que nunca sería regulado de manera restrictiva debido a su vital papel en la prevención y tratamiento de la enfermedad cardiovascular, la función inmune y los desórdenes de comportamiento, corren ahora un gran peligro.

Existe un estado de alarma y profunda preocupación, por las acciones reguladoras que los gobiernos están llevando a cabo a nivel mundial en el terreno de la medicina natural. Se trata de una actuación sin precedentes y, si no la detenemos, la gran mayoría de los productos que hoy pueden adquirirse libremente en los herbolarios y tiendas de salud natural se prohibirán, con el consiguiente daño a la salud de los millones de personas que los usan y de aquéllas que puedan necesitarlos en el futuro y que, potencialmente, somos todos.

Además de dañar gravemente nuestra salud, esta prohibición viola nuestro derecho a elegir la forma de cuidar de ella que prefiramos, más aún cuando, prácticamente, impedirá el ejercicio de la Naturopatía; esto, además, significa que miles de profesionales de esta disciplina no podrán ejercer la profesión a la que se han dedicado vocacionalmente durante años y perderán su empleo.

Los efectos van aún más lejos: un peligro similar acecha a los herbolarios y a los laboratorios que fabrican productos naturales pues, son tantos los complementos que se prohibirá fabricar y vender, que su actividad casi se verá reducida a productos de alimentación, lo que ocasionará el cierre de muchos de ellos y numerosos despidos.

La nueva Directiva Europea sobre Productos Farmacéuticos ha ampliado la definición de "fármaco", de manera que cualquier sustancia que "reestablece, corrige o modifica" alguna función en el organismo pasa a ser considerada medicamento farmacéutico y, como tal, de venta exclusiva en farmacias.


La directiva se aplicará indiscriminadamente a todos los productos presentes en la Unión Europea que cumplan la nueva definición, lo cual es completamente abusivo porque todo lo que ingerimos, incluidos los alimentos y el agua, modifica alguna función en nuestro organismo, por lo que esta absurda nueva definición convertirá en fármacos, incluso si otras directivas europeas ya existentes consideran que no lo son, a miles de productos que no tienen nada que ver con ellos, como ocurre con los suplementos dietéticos.


La gran mayoría de los fármacos son compuestos de uso muy ocasional que se suministran sólo a personas enfermas para intentar aliviar sus síntomas. Se trata de sustancias químicas artificiales (no presentes en la naturaleza) y tóxicas que pueden producir grandes daños a quienes las consumen. Además, su mecanismo de acción artificial y agresiva no potencia los recursos de salud del organismo sino que suele debilitarlos. Esta elevada peligrosidad es la razón de que su venta se limite a establecimientos especializados (las farmacias).


Por el contrario, los complementos dietéticos son preparados alimenticios constituidos por sustancias nutritivas, protectoras de los tejidos y facilitadores de los procesos fisiológicos que se encuentran en la naturaleza (en alimentos, en plantas beneficiosas, ...) y se integran de manera armoniosa en el organismo, cooperando con él en sus funciones y potenciando su salud.

Mayoritariamente, se extraen de fuentes naturales y se presentan en formas orgánicas, las mismas en que aparecen en la naturaleza y que son mucho más inocuas, asimilables y efectivas que las sintéticas. Por consiguiente, los complementos no son más peligrosos que los alimentos y, desde luego, mucho menos que la mayoría de conservantes, colorantes, ... que la ley sí permite añadir a los alimentos; es prácticamente imposible hacerse daño utilizándolos con un mínimo de información y sentido común. Además, multitud de estudios y muchos años de uso profesional y tradicional avalan su seguridad.

El ya fallecido Premio Nóbel de Química y Premio Nóbel de la Paz Linus Pauling, catedrático de Química de la universidad de Stanford (Estados Unidos), prestigioso investigador y uno de los pioneros de la medicina ortomolecular (prevención y tratamiento de enfermedades con vitaminas, minerales y otros complementos dietéticos en las dosis adecuadas), constató la existencia de un "abrumador conjunto de evidencias en los índices médicos y científicos oficiales que se refieren a la eficacia y seguridad de vitaminas, minerales, enzimas, aminoácidos, plantas y otras sustancias relacionadas con la nutrición" así como de "volúmenes de datos históricos respetables e investigaciones concluyentes realizadas acerca de estas sustancias y de su valor en el cuidado de la salud".

La pretensión de regular los complementos dietéticos como medicamentos farmacéuticos alegando que son peligrosos es, por tanto, completamente injustificada. De hecho, según la Asociación Americana de Centros de Control de Venenos, los complementos dietéticos son 2550 veces menos peligrosos que los medicamentos que se venden sin receta, es decir, que los menos peligrosos de los medicamentos.

Resulta macabro que se quieran someter a tan estrictas regulaciones sustancias de esta naturaleza, sobre todo cuando comida basura, colorantes, alcohol, conservantes, tabaco, alimentos refinados (azúcar blanca, pan blanco, bollería industrial, ...), golosinas que se dan a los niños, etc., circulan libremente, se publicitan e, incluso, se recomiendan; cualquiera de estos productos entraña un peligro potencial muy superior al de los complementos dietéticos (muchos complementos son completamente inofensivos incluso en dosis enormes, mucho mayores de las que nadie recomendaría jamás).

Ante una conducta tan sumamente incomprensible por parte de las autoridades, es imposible pensar que las verdaderas razones de estas medidas sean las que se han declarado ni, desde luego, que tengan por objetivo beneficiar a la población.

Esto resulta evidente ante el escandaloso hecho de que, en la práctica, el efecto de esta regulación será prohibir los productos naturales, pues casi ningún laboratorio fabricante dispone de las instalaciones que la ley exige para fabricar medicamentos (ya que son totalmente innecesarias para producir complementos dietéticos) y los pocos que cuentan con ellas no pueden permitirse, ni remotamente, el desembolso millonario que requeriría el pago de las licencias de registro farmacéutico para todos sus productos y la elaboración de los costosísimos informes de seguridad que se pide a los medicamentos pero que no tienen ningún sentido en el caso de suplementos alimenticios.

Tan sólo un reducidísimo número de sustancias, las recogidas en la "lista positiva" de la Directiva Europea sobre Complementos Alimenticios, estarán disponibles y, según los "criterios de seguridad" que se sugiere aplicar, sólo en cantidades ridículas, totalmente insuficientes para obtener los beneficios que los complementos dietéticos pueden brindarnos. Además, se han excluido de la lista la inmensa mayoría de las formas de las sustancias permitidas y, "por algún motivo", se han dejado las más tóxicas, sintéticas y peor asimilables, que son justamente las que se venden en las farmacias, eliminando las más innovadoras, naturales, inocuas y eficaces, comercializadas por laboratorios de productos naturales.

Sólo en la primera fase de esta directiva, que regula vitaminas y minerales, unas 300 vitaminas y minerales, formas de ellos y sustancias relacionadas se prohibirán, lo que implicará la retirada masiva de unos 5000 productos naturales presentes en el mercado europeo (la directiva es de aplicación forzosa a partir del 1 de Agosto del 2005 pero los laboratorios tendrán que empezar a retirar sus productos desde mucho antes para poder estar completamente adaptados a la nueva legislación en esta fecha).

El trabajo de ANH (Alliance for Natural Health) sobre las directivas y regulaciones que afectan a la salud en la Unión Europea es crucial, para proteger el acceso a las opciones naturales a todos los ciudadanos del mundo.

John Hammell, excepcional analista de la escena internacional y presidente de “International Advocates for Health Freedom”, repite incansablemente, en todos sus comunicados, el mensaje: “como vaya ahora la Unión Europea, así irá el resto del mundo”. “No podemos detener el Codex en el Codex, todo el proceso está amañado y no es sino una representación de cara al público en la que las decisiones ya están tomadas mucho antes de las reuniones. La única posibilidad que tenemos de detener el Codex es apoyar la acción legal de ANH para recusar la Directiva sobre Complementos Alimenticios de la Unión Europea”.

¿Qué podemos hacer los ciudadanos del mundo, para luchar por nuestros derechos?

Si estáis concienciados por esta absolutamente terrible problemática y os preocupan vuestro acceso a las opciones naturales, vuestra salud y vuestra vida y los de las futuras generaciones, POR FAVOR:

- Haced donaciones de manera continuada a la campaña de ANH, inscribíos en la base de apoyo y difundid el mensaje, y animad a tantas personas como podáis en todo el mundo a que también lo hagan.

Recordad que se está formando uno de los mejores equipos de abogados del mundo y que la necesidad de donaciones es aún mayor y más urgente con la gran cantidad de trabajo que se está realizando y que habrá que seguir desarrollando durante estos años cruciales.

- Seguid escribiendo y llamando a diputados y senadores en relación a todos estos asuntos y animad también a tantas personas como podáis en todo el mundo a que hagan lo mismo con sus representantes políticos.

FUENTES: Espacio “Carlos Viñas” - Alliance for Natural Health

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